jueves

Carol Mont


Carol Mont se trepó al Ginkgo y ya no bajó.
Peculiaridades de la existencia, si las hay. Y cómo nutren al Alma del Mundo.
Carol Mont sabe de ella (de sí misma) y recorre sus pasos.
Se trepó al Ginkgo y ya no bajó.
Todo el que pasó le preguntó: -¿Por qué?-
Ella no dijo nada.
Vinieron los medios (los que no son enteros) y le preguntaron: -¿Por qué?- Ella ni los vio, me parece. Los medios se aburrieron, la no nota no fue noticia, la gente dejó de pasar. Ya nadie le preguntó.

Yo tengo un impulso, hoy, de ir a verla, de saludarla. O sea, pasaron ocho años y ella no se baja. Tampoco dice nada. Basta, voy.
-¡Ey! Carol, vengo a visitarte- No la veo. Quien sabe cuánto hace no conversa con un ser humano.
-Subí- escucho que me dice.
Caramba.
Subo. El Gingko es como una escalera con sus ramas horizontoideas. Arriba hay algo que desde abajo no se ve: un hueco vertical, de una rama a otra, como si fuera un agujero en el aire, y ella asoma su cabecita, sonriendo. -Pasá- me dice.
Entonces me zambullo en esa ventana negra, y pronto mi cuerpo se da cuenta: estoy flotando. No hay nada debajo de mis pies y no caigo. La sensación es... ausente. Como cuando uno está en esos lugares en los que el clima es tan perfecto que nadie se detiene a hablar del tiempo; esa es la sensación ausente. No hay juez porque no hay tacha.
Bailar es lo primero que me sale, se me escapa la danza del cuerpo. Me olvido de todo lo otro, lo anterior a esto y veo a lo lejos colores de luz. -Quiero- pienso, y me arrastra mi querer a una velocidad instantánea hacia el color luz elegido. Aca veo más personas, todas bailando, todos moviéndose a una velocidad infantilmente caprichosa. Aun puedo oir a los pájaros, y puedo oler el hedor de las semillas de la Gingka. Y sé que existe un mundo alla, que está mi vida con todo su peso, con las personas, con los sueños. Pero danzo y me muevo como si fuera un colibrí y ya no quiero saber, nada de nada.

22.4.09
Y.N.T.

3 comentarios:

  1. Cómo te explico...
    Los ultimos tres parecen sueños imposibles. Son como una película de tarantino.
    ("Vinieron los medios (los que no son enteros)"). Cada palabra es inesperada, pero al mismo tiempo es perfecta. Gracias.
    (obviamente copié los tres a lampayuni, ¿podía, no?)

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  2. Ye;
    Hace mucho que no tengo un cuento tuyo. ¿Me das alguno por favor?

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  3. aprovecho la ocasion para dejarte un abrazo, soy ese que supo nacer el mismo dia que vos, me di una vueltita por tus cuentos en mi costumbre noctambula, un beso, siga danzando al ladito de la esencia, le sienta muy bien. Juan.

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