sábado

Volar (Se puede)


Compartieron las aulas desde el jardín de infantes y juntos terminaron la secundaria.

Felipe fue a la facultad de Filosofía, Malena y Santiago a la de Biologia, Laura estudió Medicina, Marcos Física y Tatiana Química.

A los 30 años de edad, ya recibidos, ya trabajando, ninguno casado, nada de hijos, los seis hicieron un viaje a donde no hablaran ni entendieran la lengua del lugar y se instalaron en una cabaña en el bosque, bastante cerca de un pueblo, bastante cerca del mar.

Habían planeado esto desde hacía ya muchísimo tiempo.

Tenían seis años cuando apareció la idea y nueve cuando se convirtió en un pacto secreto. La señorita del jardín había dicho "dibujen su sueño". Felipe se dibujó volando, la maestra le explicó que eso era imposible y Felipe cambió su dibujo.

Ya en el recreo Tatiana se le acercó y le dijo: -No le hagas caso, los adultos no entienden. Yo se que podemos volar-. La frase podemos volar actuó como un imán y pronto los otros se acercaron a oir a Tatiana. -No podría explicar cómo, pero se que podemos volar- repitió.

-¡Lo sabía!- se entusiasmó Santiago. Y todos coincidieron con él.

-El único secreto- continuó Tatiana es que no hay que decirle a nadie-

-¿Y qué más?- preguntó Laura. -Y crecer, y luego dedicarnos tranquilamente al Arte de Volar- se apresuró a decir Marcos.

-Entonces este es nuestro plan secreto: CRECER- dijo Malena estirando su brazo con la mano bien abierta hacia el centro del círculo. Pusieron sus manos unas sobre otras. CRECER.


Tres años después, sin nunca volver a hablar del tema, Laura invitó a todos sus compañeritos a jugar a su casa, y sin que nadie lo notara convocó a sus cinco mejores amigos a la cocina. Intrigados ellos fueron apareciendo disimuladamente y cuando estuvieron los seis Laura dijo: -Sólo crecer no alcanza, necesitamos otro plan-

-Vos te referís a...- era Santiago -Sabemos a qué se refiere- Tatiana. -También pensé en eso. Y tengo una idea- Esperó unos segundos, y luego agregó: -Hasta los treinta años cada uno hace lo que quiera: estudiar, trabajar, nada... Pero a los treinta cada uno debe inventar una excusa creíble para irse, para irnos, juntos, a un lugar muuuuy lejano-. -Siiiiii!- dijo Marcos -Un lugar donde hablen otro idioma, para que nadie quiera convencernos de no querer lo que queremos-.


Nuevamente, como hicieran tres años atrás, juntaron sus manos y se miraron a los ojos.

-Hasta entonces- se dijeron los unos a los otros. -Hasta entonces-.


Hasta entonces nunca hablaron al respecto. Ni aun Malena y Santiago que estudiaron juntos.

Ni aun cuando se fueron a vivir a la misma casa.

Ni aun en el avión al lugar del idioma extraño, ni aun al establecerse en la cabaña en el bosque.

De hecho, no hablaron nunca al respecto.

Un día, sin palabras y con muchas nubes, se miraron. Miraron hacia arriba y volaron. Camuflados por las nubes jugaron a las escondidas, a la mancha nube, carreras de vuelo, y a otros juegos aéreos.Luego volvieron a la cabaña y tampoco hablaron al respecto. Todos los días vuelan un poquito y cuando hay nubes vuelan mucho.


Yésica Topakbassian

Otoño 2008


(Así pasaron sus días, envejecieron y cuando ya nadie los recordó en la Tierra volaron, volaron y se fueron a conocer otros universos).

2 comentarios:

  1. mi sueño es volar y muchas veces sueño volar y es la sensación más mágica que sueño, vuelo por todo el cuarto y salgo a volar al cielo, desde que soi chiquita lo sueño y un día me voi a comprar un aladelta motorizado y a ir a dar vueltas por este y otros cielos sin dormir, capaz me los encuentro a alguno de los 6 o a todos ellos y no les digo nada jajajaj
    mori

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